Es importante hacer un diagnóstico apropiado, a partir de los criterios clínicos del DSM-5 y también se puede hacer uso de herramientas específicas, como son la ADI-R (entrevista) y el ADOS-2 (Escala de observación). Hay que realizar una evaluación neuropsicológica para concretar las capacidades de la persona, sus habilidades y especificar en qué aspectos necesita algún tipo de apoyo.
Esto será imprescindible para elaborar la intervención más apropiada para cada persona. La prioridad es trabajar en los diferentes entornos donde se desarrolla, ya sea en el domicilio, en la escuela o en la propia consulta. Por ello trabajamos conjuntamente con las familias y los profesionales que se relacionan.
Nuestro modelo de intervención surge a partir de la conjunción entre diferentes metodologías, las cuales consideramos las más adecuadas para trabajar las capacidades y las dificultades de las personas con autismo. Nuestro modelo parte de las siguientes:
- Early Starter Denver Modelo: Es importante empezar a trabajar a una edad temprana, por eso esta metodología es de las más utilizadas para bebés de entre 1 y 5 años. Su objetivo principal es capacitar a los niños con autismo para que se conviertan en participantes activos en el mundo que los rodea y que sean capaces de iniciar interacciones con el resto de personas.
- TEACCH: La adecuación del entorno tiene un papel fundamental y está completamente en nuestras manos. Es una manera de facilitar el día a día a las personas con autismo, de dar sentido y estructura al entorno y a las actividades que deben ir realizando a lo largo de su vida.
- Comunicación: El principal objetivo dentro del plan de intervención es fomentar la comunicación natural y espontánea de cada persona, por ello se trabaja en base a los intereses de cada uno y del juego. Es fundamental trabajar esta espontaneidad y naturalidad tanto si se utilizan sistemas alternativos y aumentativos de la comunicación como si se parte del lenguaje oral.